domingo, 11 de noviembre de 2012

Un emigrante

Vientos que me traen aromas
de mi Corcoya lejana
Cuando llega el día siete
Y repican las campanas
Y se arrodillan los bueyes
A mi patrona dorada.

Que grande es mi nostalgia
Me duele hasta el pensamiento
Cuando no estoy en Corcoya
Para vivir ese momento.

Creo que no soy buen hijo
Por no estar a tu lado
Pero tuve que marcharme
Porque me faltó trabajo.

Otros tantos como yo
Tuvimos que emigrar
Pues pasábamos más hambre
Que un caracol en un cristal.

Tú sabes bien mi dulce madre
Que siempre te llevo dentro
Y  no pasa un solo día
Que estés en mi pensamiento.

Recuerdo desde pequeño
Que el verte me daba aliento
Que me gustaba contarte
Mis secretos en silencio.

Yo cogía flores del campo
Para llevarlas a tu templo
Y te miraba a los ojos
Y me sentía tan contento.

Por esos bellos recuerdos
Que llevo dentro muy dentro
Ni a mi Virgen ni a Corcoya
No la olvido ni un momento.

Ojalá cuando mis ojos
Se cierren para lo eterno
Pueda llevarme tu imagen
Para enseñarla en el cielo.

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