jueves, 7 de junio de 2012

CAPITULO 2: HALLAZGO DE LA IMAGEN EN EL "LENTISCO"

El enfermo descubrió el camino para ir a la fuente de la salud y lo señaló, pero no supo quien fue la doncella que le dio la salud, ni descubrió la preciosa imagen de la Virgen, que en la espesa mata del lentisco que cubría la roca o ribazo de donde brotaban las aguas medicinales se ocultaba. Esta gloria estaba reservada a un humilde y piadoso pastor de la Alameda llamado Francisco Gómez, pastoreaba su rebaño de ovejas y cabras por aquellos montes, notó en varias ocasiones que de un lentisco emanaban luces y resplandores, no hizo caso de ello al principio, más el 8 de septiembre de 1384, el mismo año que fue curado el paisano de Badolatosa, se asombró, pues le pareció ver que el lentisco ardía y una claridad difundía la montaña, el terror se apoderó de él, se animó y llegó a acercarse al lugar del misterio, apartó con la mano el lentisco y encontró allí una hermosa esfinge de la Reina de los cielos, el miedo y el respeto no le impidieron tocarla y dejándola como estaba partió a dar cuenta al párroco de  la Alameda. Este señor con algunos feligreses llegaron al sitio, se quedaron admirados de su preciosidad y condujeron a la venerada imagen a la Iglesia Parroquial, la colocaron en lugar preferente, pero, ¡oh milagro!, al día siguiente de ser trasladada la imagen había desaparecido de allí y sin saber cómo se había vuelto al lentisco donde fue encontrada. De nuevo, los vecinos de Alameda hicieron el traslado de la imagen a su parroquia y la milagrosa imagen repitió la sigilosa huida a su lentisco. Los vecinos de Badolatosa cayeron en la cuenta de quien era la hermosa doncella, que devolvió la salud en el lentisco a su paisano y decidieron llevarse la imagen a la parroquia de su pueblo. Sucedió igual que con los vecinos de Alameda y no hubo modo de apartar la imagen del lentisco. Parece que la imagen quería decir "Este será para siempre el lugar de mi reposo. Aquí habitaré porque éste es el sitio que he escogido para mis gracias y dones".
Visto esto por los vecinos de Badolatosa y Alameda decidieron desistir de su pretensión por irrealizable.

Los vecinos de Corcoya decidieron levantarle allí mismo junto al lentisco una pequeña capilla, donde los devotos pudieran acudir a rezar. La capilla se construyó junto al lentisco cerca de la fuente milagrosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario